Comencé a correr como si corriendo sin parar se fuese a gastar el dolor que llevaba por dentro, como sin con cada paso dejara atrás un poco de ese peso que no me dejaba respirar.
No sabía adonde ir, solo sabia que no podía detenerme, pues en el momento que lo hiciera recuperaría la conciencia de mi dolor.
Que confusión! que terrible es tener un problema y no saber donde buscar la solución, donde encontrar respuestas. Miras al cielo esperando ver una señal o te volteas rápidamente esperando agarrar desprevenido a tu ángel guardián, pero no los ves y te sientes con mas ganas de correr como si en algún momento del camino los fueras a encontrar.
jueves, 3 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)






No hay comentarios:
Publicar un comentario